BLOGLENGUALIA

jueves, 11 de abril de 2019


BIOGRAFÍA DE PHILIP ROTH

Roth se crio en el barrio Weequahic de Newark, como el segundo hijo de una familia judía estadounidense recién emigrada de la región ucrano-polaca de Galitzia. Después de graduarse de la educación media superior a la edad de 16, Roth fue a la Universidad de Bucknell, donde obtuvo el grado B.A. en Inglés. Comenzó el doctorado en Filosofía, que nunca terminó. Luego hizo un posgrado en la Universidad de Chicago, obteniendo una maestría en literatura inglesa para luego trabajar brevemente como instructor en el programa de escritura de la universidad. Roth empezó entonces a enseñar escritura creativa en la Universidad de Iowa y en Princeton. Posteriormente continuó ejerciendo como profesor en la Universidad de Pennsylvania, donde enseñó literatura comparada hasta que se retiró definitivamente de la docencia en 1992.
Fue durante su estancia en Chicago cuando Roth conoció al novelista Saul Bellow y a Margaret Martinson, quien se convertiría en su primera esposa. Aunque se separaron en 1963, y ella falleció en un accidente automovilístico en 1968, su matrimonio disfuncional dejó una marca indeleble en su escritura. Más específicamente, Martinson es la inspiración para el personaje femenino en varias de las novelas de Roth, incluyendo a Maureen Tarnopol en Mi vida como hombre, y, muy probablemente, Mary Jane Reed (o La Changa) en El mal de Portnoy.
Entre el fin de sus estudios y la publicación de su primera novela en 1959, Roth sirvió dos años en el ejército y luego escribió cuentos y críticas para varias revistas, incluyendo reseñas cinematográficas para The New Republic. Su primer libro, Goodbye, Columbus, que contiene cinco cuentos cortos y una novela breve, ganó el prestigioso National Book Award en 1960. Después publicó dos largas pero poco leídas novelas: Letting Go y Cuando ella era buena. Roth no encontró el éxito, tanto en ventas como en buenas críticas literarias, hasta la publicación de su tercera novela, Portnoy's Complaint, en 1969.
Durante la década de 1970, Roth experimentó con varios estilos, desde la sátira política en Nuestra pandilla hasta la fantasía kafkiana El pecho. Al final de la década, Roth se había creado un alter ego llamado Nathan Zuckerman, quien sería el protagonista de varias novelas autoreferenciales aparecidas entre 1979 y 1986.
Uno de los periodos más fructíferos en la carrera literaria de Roth comenzó con Operación Shylock (1993) y siguió con El teatro de Sabbath (1995), donde presentó a su protagonista más decadente en la forma de un viejo titiritero. Este personaje está en completo contraste con su novela Pastoral americana, que se enfoca en la vida de un atleta y de la tragedia que le abruma cuando su hija se convierte en terrorista. En Me casé con un comunista (1998) la trama se centra en la era de McCarthy; en La mancha humana Roth examina la situación política estadounidense de la década de 1990. El animal moribundo (2001) es una novela corta que explora acercamientos con la dicotomía de erosthanatos.
Philip Roth es probablemente el autor más premiado de su generación. Dos de sus novelas han ganado el National Book Award; otras dos fueron finalistas; exactamente la misma situación se da con el galardón del Círculo de Críticos Nacional del Libro. También ha ganado dos premios del PEN Club y un Pulitzer por su novela Pastoral americana en 1997. En 2001 La mancha humana obtuvo el premio británico WH Smith Literary como libro del año. El crítico Harold Bloom opinó en 2003 que Roth era uno de los cuatro escritores norteamericanos vivos más importantes que todavía producían, junto con Thomas PynchonDon DeLillo y Cormac McCarthy.2​ La conjura contra América (2004) ganó el Sidewise para historia alternativa, así como el premio de la Sociedad Estadounidense de Historiadores. También por esa novela, Roth volvió a recibir el WH Smith Literary Award. Ha sido honrado por su ciudad natal con placas colocadas en su honor en octubre de 2005 en la casa donde pasó buena parte de su infancia. En mayo de 2006 le fue otorgado el Nabokov del PEN Club.
Tan influyente y prolífica ha sido su carrera literaria en los Estados Unidos que existe una revista semestral llamada Philip Roth Studies (Estudios sobre Philip Roth)3​ auspiciada por la Purdue University Press y la Philip Roth Society (que no está afiliada de modo alguno con Roth o sus editores).
Algunos sucesos en la vida de Roth han sido examinados por la prensa estadounidense. Por ejemplo, de acuerdo con su novela pseudoconfesional Operación Shylock (1993), Roth sufrió un colapso nervioso a finales de los años 1980.
En 1990 se casó con la actriz inglesa Claire Bloom; se separaron en 1994 y en 1996 ella publicó unas memorias de ese matrimonio, poco halagadoras para Roth, tituladas Leaving a Doll's House (Abandonando una casa de muñecas).
Elegía se publicó en mayo de 2006 y es una meditación acerca de la enfermedad, el deseo y la muerte.
A principios de 2006, Sam Tanenhaus, director del The New York Times Book Review envió una "breve carta en la que pedía a un par de cientos de escritores, críticos, editores y otros estudiosos de la literatura, que por favor identificaran a 'la mejor obra de ficción estadounidense publicada en los últimos 25 años'". De los 22 libros citados por los ciento y pico de jueces —entre los que figuraban dos novelistas hispanoamericanos, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, además del dominicano-estadounidense Junot Díaz4​ 6 novelas eran de Roth: Pastoral americanaLa contravidaOperación ShylockEl teatro de SabbathLa mancha humanaLa conjura contra América. Los resultados5​ se publicaron el 21 de mayo de ese año y, en el ensayo que los acompañaba, el crítico A. O. Scott decía: "Si hubiéramos buscado al mejor escritor de los últimos 25 años, él (Roth) hubiera ganado".6
Roth ha publicado dos libros autobiográficos: Los hechos (1988), donde narra sus recuerdos desde la infancia hasta que se convierte en un reputado (y controvertido) novelista, y Patrimonio: una historia verdadera (1991), en el que cuenta la muerte de su padre a causa de un tumor cerebral. Este libro ganó el Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro.
En 2012 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Cuatro meses después de anunciados los ganadores de este importante galardón español y antes de la ceremonia de entrega —a la que se excusó de asistir debido a una reciente operación en la columna vertebral7​—, Roth declaró en octubre a la revista francesa Les Inrockuptibles que dejaba de escribir y que Némesis sería su "último libro".8​ Lori Glazer —vicepresidenta de Hougton Mifflin, la editorial que publica las obras de Roth—, confirmó el 9 de noviembre la decisión del escritor.910
La noche del 22 de mayo de 2018, Philip Roth fallece en un hospital de ManhattanNueva York, a los 85 años a causa de una insuficiencia cardiaca.11

viernes, 9 de diciembre de 2016

LIBROS GRATIS

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La pequeña calle de Vermeet, siglo XVII

EL PODER DE LAS PALABRAS

El poder de nuestras palabras

Es una página muy útil que contiene una gran colección de textos y enlaces de diferentes autores universales.

viernes, 26 de septiembre de 2014

BENITO PÉREZ GALDÓS

Discurso de ingreso en la RAE sobre la novela, (fragmento), 1897


Si por una parte mi incapacidad crítica y mi instintivo despego de toda erudición me imposibilitan para explanar ante vosotros un asunto de puras letras, por otra una ineludible ley de tradición y de costumbre ordena que estas páginas versen sobre la forma literaria que ha sido mi ocupación preferente, o más bien exclusiva, desde que caí en la tentación de escribir para el público. ¿Qué he de deciros de la Novela, sin apuntar alguna observación crítica sobre los ejemplos de este soberano arte en los tiempos pasados y presentes, de los grandes ingenios que lo cultivaron en España y fuera de ella, de su desarrollo en nuestros días, del inmenso favor alcanzado por este encantador género en Francia e Inglaterra, nacionalidades maestras en ésta como en otras cosas del humano saber? Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción. Se puede tratar de la Novela de dos maneras: o estudiando la imagen representada por el artista, que es lo mismo que examinar cuantas novelas enriquecen la literatura de uno y otro país, o estudiar la vida misma, de donde el artista saca las ficciones que nos instruyen y embelesan. La sociedad presente como materia novelable, es el punto sobre el cual me propongo aventurar ante vosotros algunas opiniones. En vez de mirar a los libros y a sus autores inmediatos, miro al autor supremo que los inspira, por no decir que los engendra, y que después de la transmutación que la materia creada sufre en nuestras manos, vuelve a recogerla en las suyas para juzgarla; al autor inicial de la obra artística, el público, la grey humana, a quien no vacilo en llamar vulgo, dando a esta palabra la acepción de muchedumbre alineada en un nivel medio de ideas y sentimientos; al vulgo, sí, materia primera y última de toda labor artística, porque él, como humanidad, nos da las pasiones, los caracteres, el lenguaje, y después, como público, nos pide cuentas de aquellos elementos que nos ofreció para componer con materiales artísticos su propia imagen: de modo que empezando por ser nuestro modelo, acaba por ser nuestro juez.

jueves, 25 de septiembre de 2014

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Cartas desde mi celda, carta II (fragmento)


Queridos amigos:

Si me vieran ustedes en algunas ocasiones con la pluma en la mano y el

papel delante, buscando un asunto cualquiera para emborronar catorce o

quince cuartillas, tendrían lástima de mí. Gracias a Dios que no tengo la

perniciosa, cuanto fea costumbre, de morderme las uñas es caso de

esterilidad, pues hasta tal punto me encuentro apurado e irresoluto en estos

trances, que ya sería cosa de haberme comido la primera falange de los dedos.

Y no es precisamente porque se hayan agotado de tal modo mis ideas, que

registrando en el fondo de la imaginación, en donde andan enmarañadas e

indecisas, no pudiese topar con alguna y traerla, a ser preciso, por la oreja,

como dómine de lugar a muchacho travieso. Pero no basta tener una idea; es

necesario despojarla de su extraña manera de ser, vestirla un poco al uso para

que esté presentable, aderezarla y condimentarla, en fin, a propósito, para el

paladar de los lectores de un periódico, político por añadidura. Y aquí está lo

espinoso del caso, aquí la gran dificultad.

Entre los pensamientos que antes ocupaban mi imaginación y los que

aquí han engendrado la soledad y el retiro, se ha trabado una lucha titánica,

hasta que, por último, vencidos los primeros por el número y la intensidad de

sus contrarios, han ido a refugiarse no sé dónde, porque yo los llamo y no me

contestan, los busco y no parecen. Ahora bien: lo que se siente y se piensa

aquí en armonía con la profunda calma y el melancólico recogimiento de estos

lugares, ¿podrá encontrar un eco en los que viven en ese torbellino de

intereses opuestos, de pasiones sobreexcitadas, de luchas continuas que se

llama la Corte?

AMADOR LÓPEZ

"Las palabras"



Sabemos las fechas aproximadas de la aparición de la escritura, pero los historiadores no han sido capaces de establecer en qué época empezaron a hablar los humanos. Y nadie, desde entonces, ha podido percibir las palabras que pronunciaron.

            Las palabras que no se escuchan o las palabras que no se escriben, ni existieron ni existen. Sin embargo siempre hay alguien que presta oídos a nuestra lengua. Este es el viento. Aquellas frases que pronunciaron nuestros antepasados las percibió el viento. Porque eternamente se ha repetido que las palabras se las lleva el viento.

            Pero ¿adónde se las lleva el viento? ¿Qué hace con ellas? El viento las mastica, las desordena en su enorme barriga, y las oculta, como si fuesen los granos de una bolsita de azúcar que desaparece en la taza de café con leche. Y después las transporta más allá de la estratosfera, al lugar donde habita el olvido. En la ciudad de los olvidados buscan a sus dueños, y se funden en un abrazo infinito. Pero cuando no encuentran a quien buscan, emprenden el camino de vuelta.

            La palabra tiene algo de salmón. Los salmones, después de su nacimiento en aguas dulces, se transforman para adaptarse al agua salada del mar. Y en la época de reproducción y cercana su muerte, mudan de nuevo para regresar al lugar de su nacimiento. La palabra siempre vuelve al lugar de donde emana.

            En las noches otoñales y en las noches de marzo, cuando el viento sopla con intensidad, podemos escuchar cómo descienden del más allá, cómo revolotean, chocan entre sí, se reúnen en inmensos remolinos hasta encontrar a sus viejas compañeras. Silban, susurran, lamentan, se huelen, se localizan, se abrazan, se dan la mano y recomponen la vieja sílaba, el antiguo vocablo, la desmemoriada frase. Entonces, como un enjambre silencioso de abejas transparentes que escoltan a la reina, las palabras se cuelan entre las rendijas de las puertas y las ventanas de nuestras casas y nos van a buscar al lugar donde dormimos. Entran en el cuerpo junto al aire que respiramos y se quedan en nuestro tálamo, que es la cuna donde nacieron.

            De vez en cuando se despiertan y resuenan como un leve eco en nuestro interior. Oímos repetidas la palabras bonitas que decimos cuando hablamos del amor, del cariño, de la amistad, de la solidaridad... Pero también retumban aquellas que nunca debimos decir, las que hicieron daño, las groseras, las desatentas, y las otras que negamos haber dicho. Es el castigo, la penitencia que debemos pagar por nuestras incorrecciones.

            Solo las palabras que logramos atar, aquellas que aprisionamos con la tinta del bolígrafo a los pálidos folios, se mantienen, condenadas para siempre, en el mismo sitio. No se mueven. Con ellas perviven nuestros sentimientos, nuestras ideas, un poquito de nuestro yo.

            Pretendemos que la historia alcance a todos. Porque si algo hay de mágico en las letras cautivas de nuestros escritos es que, cada vez que alguien las ojea, se despiertan, se desatan, se levantan, y penetran por sus pupilas. Caminando por el nervio óptico llegan, para quedarse, a lo recóndito del cerebro de los que nunca las pronunciaron. Pero siguen sujetas en el papel, hasta que otros vuelven a mirarlas.

                                                                                                             Colaboraciones, Amador López
CAMILO JOSÉ CELA

Discurso de recepción del Premio Cervantes, 23 de abril de 1995, (fragmento)



Merece la pena esperar los años que Dios disponga para recibir este premio de la mano de Vuestra Majestad. Nunca se llega tarde a ningún sitio, jamás se nace ni se muere cinco minutos antes, y todos los puertos son seguros tan pronto como se rinde en ellos la más azarosa y difícil singladura. El tiempo lima las asperezas de la conciencia y amansa la voz del hombre si se acierta a ponerla a remojo en el benevolente rocío de la paciencia; aliado con el tiempo, al decir de Shakespeare, al miserable no le queda más medicina que la esperanza: ni siquiera la caridad ni el azar aunque quizá sí el amor y la fe, esas dos palancas que sólo los más clementes dioses enseñan a manejar a los elegidos. Hay que dar tiempo al tiempo para que pueda granar con opimo provecho y no se debe ensayar a acelerarlo puesto que jamás abdica de su ritmo previsto y cadencioso o vertiginoso, según se mire. El mundo es tal cual se nos presenta y para San Agustín, el mundo de nuestros afanes y nuestras impaciencias, el mundo en que vivimos, se hizo no en el tiempo sino al mismo tiempo que el tiempo, ya que el tiempo no existía antes del mundo.