BLOGLENGUALIA

sábado, 13 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES, IN MEMORIAM


Cuando yo salí del pueblo, hace la friolera de cuarenta y ocho años, me topé con el Aniano, el Cosario, bajo el chopo del Elicio, frente al palomar de la tía Zenona, ya en el camino de Pozal de la Culebra. Y el Aniano se vino a mí y me dijo: “¿Dónde va el Estudiante?” Y yo le dije: “Qué sé yo! Lejos.” “¿Por tiempo?” dijo él. Y yo le dije: “Ni lo sé.” Y él me dijo con su servicial docilidad: “voy a la capital. ¿Se te ofrece algo?” Y yo le dije : “Nada, gracias Aniano.”

Ya en el año cinco, al marchar a la ciudad para lo del bachillerato, me avergonzaba ser de pueblo y que los profesores me preguntasen (sin indagar antes si yo era de pueblo o de ciudad): “Isidoro ¿de qué pueblo eres tú?”. Y también me mortificaba que los externos se dieran de codo y cuchichearan entre sí: “¿Te has fijado qué cara de pueblo tiene Isidoro?” o, simplemente, que prescindieran de mí cuando echaban a pies para disputar una partida de zancos o de pelota china y dijeran despectivamente: “Ése no; ése es de pueblo.” Y yo ponía buen cuidado por entonces en evitar decir: “Allá en mi pueblo…” o “El día que regrese a mi pueblo”, pero a pesar de ello, el Topo, el profesor de Aritmética y Geometría, me dijo una tarde en que yo no acertaba a demostrar que los ángulos de un triángulo valieran dos rectos: “Siéntate, llevas el pueblo escrito en la cara”.

Y a partir de entonces, el hecho de ser de pueblo se me hacía una desgracia, y yo no podía explicar cómo se cazan gorriones con cepos o colorines con liga, ni que los espárragos, junto al arroyo, brotaran más recio echándoles porquería de caballo, porque mis compañeros me menospreciaban y se reían de mí. Y toda mi ilusión, por aquel tiempo, estribaba en confundirme con los muchachos de ciudad y carecer de un pueblo que parecía que le marcaba a uno, como a las reses, hasta la muerte.
Miguel Delibes. Viejas historias de Castilla la Vieja
Ayer, 12 de marzo fallecía el genial escritor castellano. Os presentamos algunos enlaces de interés sobre su vida y obras:


http://www.elpais.com/especial/miguel-delibes/


http://www.elpais.com/articulo/cultura/despedida/sentida/pausada/Miguel/Delibes/elpepucul/20100312elpepucul_10/Tes


http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/13/castillayleon/1268474453.html



jueves, 11 de marzo de 2010

CREACIÓN LITERARIA

Seguidamente se presenta una selección de fragmentos literarios escritos por los alumnos de nivel II.

En mi casa hay momentos en los que no hay paz. Tengo cuatro animales de compañía: Oli, Loli, Laki y Mico. Estos son mis cuatro alborotadores. Otras veces están muy tranquilos. Cada uno tiene su sitio para descansar.
Mª Sol Angulo


¡Qué pronto pasa el tiempo! Parece que fue ayer y ya han pasado veinte años. Ese niño gordito es todo un joven responsable, trabajador, un padrazo. Ahora es él quien disfruta de su hija. La lleva a los mismos lugares que lo llevaban a él cuando era pequeño: al Zoo, al parque, al cine; es como si la historia se repitiera.
Mª Jesús Sánchez.
...Ese triunfo hizo que la familia y los seres vivos más allegados recuperaran la confianza en mí. Me transmitieron mucho apoyo y yo no les volveré a fallar nunca más.
En esa noche tan bonita no podía faltar Conchita que con suaves manos marcaba el territorio por todo mi cuerpo. Y el dulce susurro de su voz hizo temblar mi tímpano con el mensaje acaramelado que llegó a mi cabeza. Mi reacción fue la de sellar sus labios con los míos.
Tan agusto estábamos juntos que la hora se echaba sobre nosostroos y el sol estába apunto de asomarse por mi ventana. El sueño estaba a punto de finalizar...Ella se tenía que marchar...
Marco Antonio Cortiñas París.

Siento no poder tener el motivo que necesito para poder atreverme a sacar los muebles de mi cabeza, los muebles del sentimiento, como aquella mudanza histórica.
¿Dónde está el rincón de los sentimientos?¿Podremos encontrarlo alguna vez en nuestra vida?
Rubén Santos.

Caminando hacia ella más segura de mí misma, volvió a mí la duda y es que no sabría cómo expresarme, no sabría cómo decirle lo que sentía, ni tampoco cómo podría recomponerme otra vez del odiado rechazo. Respiré hondo, conté hasta diez y pensé que estaba sumergida en lo más hondo de la soledad.
Cristina Salguero.
La esperanza es un sentimiento tan grande como la vida o el amor. La esperanza nunca está sola, siempre está acompañada de otros sentimientos.
Olga Brayek.

Miro a mi alrededor, y las personas que me importan me ignoran. El amor de mi vida sin palabra alguna. Mi corazón llora sangre de la soledad que tengo. Ruego a Dios que me libre de este peso pero Él no me escucha...
Estanislao Etombayambo Cuba.
Hoy por todos estos sentimientos quisiera salir salir corriendo hacia el mar y descansar eternamente para olvidarme de el dolor, de la soledad, de la felicidad, de los recuerdos, de la ansiedad y la tristeza.
Jaime Cuichán Paucar.